El Bautismo Bíblico - Pan Diario
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús (Nombre de Jesús) hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Romanos 6; 3-4.
El bautismo establecido por Dios en las escrituras, es una figura de la muerte y sepultura.
La palabra bautizar; significa: Inmergir, sepultar, sumergir, enterrar. Cuando se entierra un cadáver, este se deposita en un hoyo (fosa) y luego se cubre con tierra. Posteriormente se le coloca una lápida (piedra) Eso es sepultar. Cuando se habla del bautismo en la biblia, es el mismo proceso pero dentro del agua.
El día que el Señor Jesús fue bautizado, el evangelista San Mateo 3: 16, narra lo siguiente: Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua… Esto quiere decir: que Juan no le derramó el agua en la cabeza, sino que lo sepultó dentro del agua.
Lo mismo sucedió cuando Felipe bautizó al etíope. La narración la hace el doctor Lucas en el libro de los Hechos 8; 38. Y mandó parar el carro; Y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Queda claro y definido, que el bautismo es sumergiendo al candidato dentro del agua.
Es menester aclarar que para bautizar una persona según el orden establecido por Dios, el que bautiza; debe tener una investidura ministerial. Si la ha perdido; ese bautismo ya no tiene valor delante de Dios.
De igual manera, la persona que al bautizar; derrama el agua con sal en la cabeza del bautizado, ese bautismo tampoco tiene ninguna validez espiritual. La biblia no hace ninguna mención de bautismos para niños, por cuanto Jesús dijo: Dejad los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de ellos es el reino de los cielos.
El bautismo, es entonces, la confirmación de nuestra fe pública en la muerte y resurrección triunfal de Jesús; y de esa manera creemos que hemos muerto al pecado; pero vivimos para Dios en Cristo. El que ha sido bautizado en Cristo (en el nombre de Cristo) de Cristo está revestido. Cuando nos bautizamos en el nombre de Jesucristo; Estamos creyendo que Jesús fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, que la paga de nuestra paz fue sobre él; Y por su llaga bendita fuimos nosotros curados (de la asquerosa lepra del pecado)
Al practicar el bautismo bíblico, creemos que hemos sido sepultados juntamente con Cristo para muerte. Porque si fuimos plantados (sepultados, bautizados) juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección. V. 5. El que ha muerto (bautizado) ha sido justificado (exonerado, librado, libertado) del pecado. Y si morimos con Cristo (en el bautismo) creemos que también viviremos con él.
Así también vosotros (que habéis sido muertos con Cristo) consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo. V.11.
Ahora! Si el individuo no ha muerto al pecado (por medio del bautismo) tampoco ha sido justificado, y menos resucitado (sigue muerto espiritualmente) quien quiera que sea.
Cuando un criminal permanece vivo, el sumario contra él sigue activo. La policía lo busca, lo persigue; pero si este muere; Su sumario también muere con el: A un cadáver no se le puede sentar en la silla de los acusados y menos hacerle un juicio.
El evangelista San Juan en su capítulo 12; 24. Nos explica esto con la hermosa figura del grano de trigo. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra (es plantado, sepultado) y muere, queda solo; pero si m muere llevaba mucho fruto.
En otras palabras: Cualquier semilla para vivir, debe morir primero, entonces surge la planta.
Al enterrarse en la tierra, su caparazón protectora se rompe (muere) entonces surge una vida nueva que estaba encerrada en ella. San Marcos 4; 27. La semilla brota y crece sin que el labrador lo entienda, pero en la semilla lleva el precioso fruto de la vida, y esta surge de debajo de la tierra; Primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga.
La muerte del grano se hace imprescindible, porque si no muere, la semilla se pudre y se pierde y no produce nada. La semilla sola no sirve para comer, sino el resultado que surge posterior a su muerte.
El grano de trigo es una hermosa figura de la necesidad de la muerte de Jesús, y con ella la nuestra. Se imagina usted si Jesús no muere que hubiese pasado? Primero: No habría resurrección. Al no haber resurrección nuestra predicación sería una mentira y nuestra fe una falacia. Seriamos tan falsos maestros como los que no han conocido la verdad. El evangelio sería una artimaña un verdadero engaño. Si Jesús no muere y resucita, no se habría cumplido la profecía, entonces Dios y los profetas serían unos mentirosos. Si Jesús no muere y resucita, el diablo sería el líder supremo de este universo; Y nuestro viejo hombre se apoderaría de nosotros, con su naturaleza pecaminosa; destruyéndonos.
Jesús, tenía que morir, para que se cumpliese todo lo que de él estaba escrito. Para llevar muchos hijos a la gloria, para vencer al diablo con su muerte, y a la muerte con su resurrección. La sangre de Cristo fue derramada para comprar con ella la iglesia verdadera. Además era necesario la muerte de Jesús, para la redención nuestra, y el perdón de nuestros pecados.
Si no hay muerte en el bautismo tampoco habrá resurrección espiritual ni física. Entonces se cumplirá lo que dijo el Señor: Me buscareis, y no me hallareis, y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir. San Juan 7; 34.
Él está vivo, y en su resurrección subió por encima de todos los cielos, por encima de todo principado, sobre toda autoridad, sobre todo poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero.
Finalmente, el escritor sagrado, certifica: Porque si fuimos plantados juntamente con él, en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección, sabiendo que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Romanos 6; 5-6.
Una vez sepultados juntamente con Cristo para muerte por el bautismo, Dios nos ofrece una vida nueva, de mucha calidad, vida que no termina; que trasciende más allá de las fronteras del sepulcro; Vida eterna. La invitación es a recibirla, bautizándose en el único nombre que hay para bautizar en el nombre de Jesucristo.
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